De mis Notas

El encandilamiento en las Metas


Estamos al frente de un nuevo año y las metas florecen o no.

En el primer caso suele suceder que soñamos y nos imaginamos viviéndolas.

Y en caso contrario, el no tener metas, puede ser porque hay desánimo, miedo, dolor, frustración o algún sentimiento que no nos permite vernos capaces de lograrlas.

Ambos casos son contrarios, pero, los dos están en nuestra mente, donde se libran las batallas y, el punto en común es: los dos son razonamientos y no acciones todavía. 

En nuestra mente es donde somos encandilados, solo vemos una gran luz y nada más.

En el primer caso la alegría de un nuevo comienzo nos encandila y creemos que las lograremos todas.

Sin embargo, termina el año y no fue así. Solo fueron pensamientos y nunca acciones. 

Porque, aunque hay sueños no nos mantenemos enfocados en ellos y sin estrategia alguna, los hacemos a un lado o los posponemos para el próximo y… nunca suceden. 

El camino sigue y Dios está con nosotros.

Y sino hay metas, el encandilamiento nos ha cegado a tal punto que en nuestros pensamientos somos perdedores y tampoco hacemos nada.

El salmista escribio: Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno.(Salmo 139:23-24 NVI).

Sondear, de acuerdo al diccionario es hacer las primeras averiguaciones sobre alguien o algo. Por ello, la petición del salmista.

Él reconoce que él mismo, con sus razonamientos, es el principal estorbo para avanzar o no en el camino hacia sus metas.

Por ello, pide al único que lo sabe todo que le muestre sus debilidades y fortalezas y así, caminar correctamente hacia su propósito, no temporal, sino eterno. Porque estas son las metas que valen la pena. 

¿Podríamos hablar con Dios y pedirle esto? Que nos sondee. 

¿Podríamos? Para que las fortalezas de nuestro carácter, con la ayuda de Su Santo Espíritu, nos permitan alcanzar nuestros sueños. No para vanagloria, sino con corazón humilde.   

Y las debilidades que tenemos: sea Jesús, en Su gracia El que se perfeccione en ellas, para que Su poder se manifieste y sea lo mejor y único para lograrlas. (2 de Corintios 12:9.

¿Podemos? O continuaremos encandilados por nuestros pensamientos y nunca haremos nada. 

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